Es inútil enumerar los golpes que han tejido tu espalda
Peor es encontrar un lugar para éste
Que tiene cara de holocausto, de genocidio, de celda sin aire y sin suelo
Habrá que buscar en lo profundo
En el fondo del cajón
Donde se guardan las cosas azules, los pañuelitos bordados
Doblar aquel día de Mayo y la fotografía de esquinas brillantes
Por hilvanar un silencio virgen y puro
Como debería ser siempre su imagen, inmaculada y libre
Y la música sonando alrededor