salía el sol más
allá del peral
los campos iban
mostrando la escala de color del amarillo al azul
luciendo según la cercanía a
la casa
nunca había silencio,
la voz de los animales, del viento, de la tierra
comenzaba un día, como un bloque de granito inalterable, orgánico
y mortal
la luz devolvía la
bondad al paisaje, esa que se había dejado aniquilar por las sombras
la leche hervía como
sangre blanca
mi abuela llevaba
capas de ropa, oscuras, de lana, de cuadros, nadie la imaginó desnuda
las gallinas transitaban
de puntillas
la bocina del
pescadero, el pan, el pilón húmedo y verde, el tedio de la tarde esperando la
nada
si llovía, sacábamos
las plantas de interior para que bebiesen salvajes
cuando el sol se
ponía, más allá del tejado roto, las gallinas se guardaban, el abuelo regresaba
con el carro y el humo
la televisión contaba cosas en dos colores y la leche
hervía de nuevo
como sangre rota
Painting © Akane Koide
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